jueves, 14 de enero de 2010


Pa gargano!




Estoy escribiendo el informe final de estos dos años que he invertido en investigar, al menos desde una primera aproximación pretendidamente seria, el fenómeno de las practicas discursivas de psicólogas y psicólogos respecto del tema de la pobreza en el Uruguay de 1985 a la actualidad.

Me recorre entonces una gran exitación que a veces me hace teclear de mas, y otras veces dar mil rodeos para tratar de hacer comunicable de modo cabal lo que uno esta queriendo decir.

Me di cuenta (o recordé) que este blog, como siempre ellos en mi vida, puede serme de gran utilidad para modular la exitación. En las consideraciones previas, esas qe siempre necesito escribir cada vez que quiero tomar la palabra, venia explicando algunas dimensiones históricas importantes para pensar los contextos de producción de varias de las piezas discursivas analizadas. Recurrí a palabras del viejo Marx en el Prologo de la Contribución a la crítica de la economía política cuando plantea que en realidad no se puede juzgar a los hombres de limitaciones por circunstancias puramente históricas, y que en vez de eso, vale mas entender esas 'limitaciones' ( o condiciones de producción) como un reflejo de las tenciones entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Contradicciónes siempre naturales a la vida material concreta.

Hasta alli venia todo bien. Sin embargo necesitaba, al menos reflexionar, sobre un punto mas; un rodeo mas de palabras que atravieza mi capacidad de decir en tanto investigador de una temática: mi juventud.

Decidi, creo que sabiamente, que un informe de investigación no puede contener todas las movilizaciones que soporta o vivencia quien investiga, y que para que la cosa sea clara, contundente y promueba debate, hay que hacerse cargo de jerarquizar. De allí que no incluiré ese capitulo sobre 'mi juventud' para esta especie de diario de investigación. Además, nadie me mandó a meterme en esto, y por mas 'pendejo' que sea, si tengo algo que creo interesante decir y me la juego a hacerlo, parte del precio es no pedir contempación por mi 'juventud', aunque ello no quiere decir que esta dimensión, muchas veces para mal, no diagrame el campo de investigación, maxime cuando se trata de historia, y aun mas cuando se trata de un tipo de historia sostenido en el relato de personajes, y hasta confundido con ello.

Ser 'treintañero' en este pais y creo yo que tambien en nuestra facultad y nuestra disciplina, es aun recibir el mote de junior. Recuerdo aun el día en que estabamos con una compañera Trabajadora Social en la oficina de un trabajo en el que estuve como psicólogo, y la coordinadora del proyecto se asomó, como presentando a 'no-se-quien-era" las instalaciones y dijo "y ellos son los profesionales junior". La indignación de mi compañera y mia fue fuerte, aunque como mil veces en la vida profesional, uno se la guarda y la procesa por otros lados.

La coordinadora, una persona a quien respeto mucho y por quien guardo gran afecto, seguramente no se haya visto obligada a hacer frente y poner el cuerpo en su historia profesional a las situaciones que nosotros cotidianamente teniamos que resolver. Escuelas llenas de pobreza, agujeros de necesidades por todos lados, cientos de descoordinaciones y guerras de pobres contra pobres que se manifestaban tanto como reclamos de unos grupos sociales o corporaciones profesionales a otros, o como en lo que tristemente nos tocaba ver, en forma de violencia intrafamiliar. Sin embargo, los juniors eramos nosotros.

Hay algo de la historia que se va a perder en el informe. No se bien si por hijo de la democracia, por el placer de hacer exacto lo incorrecto como diría Miranda!, o simplemente por el efecto de la acumulación institucional, tengo claro, porque lo vivo, que mi treintañez en materia profesional, no es igual a la treintañez de hace un tiempo. Siento que cierta acumulación de parendizajes historicos en el colectivo que delimita la psicologia universitaria, y cierta logica hasta en los procesos de formación que impone el mercado laboral y académico, nos exponen cada vez mas, para bien y mal, a contextos de intervención de complejidad creciente.

Me viene a la cabeza otro recuerdo que tal vez pueda ilustral lo que quiero decir. Recuerdo un dia que estabamos en el Programa de Prevención de Violencia de Codicen coordinando un espacio de reflexión colectivo sobre las practicas, con colegas, trabajadores sociales y profesores de secundaria. Cuando hablo en plural es porque desde el Programa, participabamos (y coordinabamos también) varios del equipo. Recuerdo que en una jornada se planteo una situación de una gurisa que que era observada por su padrastro mientras se bañaba, desde un agujero en la pared. Recuerdo que luego de varias intervenciones uno intervino de los coordinadores del espacio, un sesudo psicoanalista, a quien respeto y aprecio mucho, pero no idolatro y menos me pongo en pose de sumisión frente a el por el propio respeto y afecto que le tengo. "Hay que ver primero si esta chiquilina no estará fantaseando en una trama de seducción con que es vista por su padrastro". Recuerdo que solo tres del grupo de 15 nos atrevimos a disentir activamente. Saltamos con que la sexualidad adolecente de las gurisas de hoy no es como la de la epoca del caso Emma de Freud, con que ademas hoy existe una acumulacion de aprendizajes que nos enseñan que no es correcto transmitir duda a la persona que se anima a contarlo, que la ley hoy cuenta con la convenciń de derechos del niño y el codigo de la niñez y la adolescencia, y de todo un poco mas.

Es decir, hay veces que frente cierta 'lucides' no solo viene de la pura vejez y que no siempre el diablo sabe mas por viejo que por diablo. Temo que este es el caso. Deberé encontes autorizarme a decir algo tan complejo como 'que hemos dicho o hecho los psicologos en uruguay con o sobre la pobreza desde el 85' en la autoridad que me da el solo hecho de haberlo investigado. Sin embargo se que la cancha en este pais ha tendido a ser gerontocrática . Nada mas, solo armarme de fortaleza munido con respeto, afecto, prudencia y solidez argumentativa: lo que cualquier persona quie quiera investigar debe llevar siempre consigo.

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